lunes, 3 de diciembre de 2007

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A
l momento de encender el televisor, ¿qué es lo que vemos? un programa con una cantidad exagerada de cantantes y bailarines que compiten por un auto o un departamento, y otro en que algunos miembros del jet-set criollo bailan después de sacrificados ensayos, demostrándonos que animan o cantan mucho mejor de lo que mueven el esqueleto.


Pocos, por no decir nadie, se dedican a mostrar la real
idad que está detrás de los medios de comunicación y no somos capaces de darnos cuenta de que hay verdaderos artistas, con dones y muchísimas horas de trabajo a cuestas, que no han tenido la misma suerte que los que están expuestos en los medios, y objetivamente, los superan con creces. A ellos nadie les da la posibilidad de surgir ni de salir adelante, nadie les entrega los recursos o incluso las motivaciones que necesitan para continuar en este difícil camino.


Producto Nacional no se olvida de ellos y queremos mostrar a nuestros lectores que es cosa de sacar la cabeza por la ventana para darse cuenta que el arte no sólo se centra en una pequeña pantalla. Somos un medio centrado en la cultura emergente, que surge como un espacio para que nuevos exponentes den a conocer su trabajo. De esta manera, intentamos abarcar todas las formas de arte posibles que no tienen difusión masiva,
o artistas que no tienen las posibilidades de irrumpir en el escenario actual chileno.


No tenemos otro criterio de selección más que cumplir con las características de no tener el apoyo ni difusión por parte de las grandes instituciones o poderes de nuestro país. Es así que no realizamos discriminaciones de ningún tipo, ya sea por edad, orientación sexual, género, creencia, estrato socio-económico o tendencia política. El arte lo hace cua
lquiera, y si un artista, a través de sus trabajos, quiere dar a conocer algún punto de vista, sin importar cual sea, no es impedimento para que salga en nuestras páginas y le demos a la comunidad la posibilidad de conocerlo y juzgarlo por ellos mismos.


Buscamos dar a conocer artistas a los que no se les entrega la posibilidad de surgir, que no tienen recursos, que sus proyectos no son aceptados por las personas que p
ueden apoyarlos y aún así tienen un gran potencial y talento. Queremos, a través de nuestros artículos, decirle al Gobierno y a los empresarios que son capaces de financiar a estos artistas, que las herramientas con las que cuenta una persona que necesita dar a conocer su arte en nuestro país, no son suficientes, que hay muchos jóvenes que necesitan de ellos y, a pesar de eso, se han creado un espacio dentro de nuestra comunidad. Todos ellos lo han logrado sobre la base de su propio esfuerzo, perseverancia y amor por su trabajo, donde plasman su talento y la pasión por lo que hacen.


Aquí no mostraremos novedades, ni los últimos eventos, ni las mejores ofertas, no daremos la exclusiva de que un famoso cantante o pintor va a mostrarnos su trabajo por décima vez. Lo que queremos exponer es que hay verdaderos artistas que nadie ha visto y que nadie quiere ver, porque no son mercado, porque no venden, porque tienen algo más que expresar y no son sólo diversión o ansias de dinero. Se los mostramos a nuestro lectores porque son el verdadero producto nacional que queremos exportar.

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Dos bandas chilenas que buscan darse a conocer:

Kubalú y BlackXnighT: LA DICOTOMÍA DEL CAMINO HACIA LA MÚSICA

Dos grupos con distinto estilo musical y procedencia, pero con similares dificultades al momento de difundir sus creaciones.

Por María Cristina Romero

Kubalú y BlackXnighT, dos jóvenes bandas emergentes, buscan abrirse paso en el difícil camino hacia la gloria y llegar a ser reconocidos en el país. A pesar de todos los impedimentos contra los que éste tipo de grupos deben luchar , la procedencia de los integrantes de las bandas, su nivel educacional, la situación económica de sus familiares, el círculo social en el que crecieron y en el que actualmente se desenvuelven, son factores que pueden determinar si alcanzarán o no el éxito.


La industria musical chilena en los últimos tiempos se ha visto invadida por un sin número de bandas parecidas a éstas, formadas en su mayoría por jóvenes, ya sea por grupos de amigos, o simplemente por gente que teniendo en común la pasión por la música, emprenden un proyecto con la ilusión de llegar a ser reconocidos.


Kubalú integrada por Juan Pablo Guzmán (voz y guitarra), quien estudió música y vive en Pirque, José Luís Leria (batería), técnico en sonido de la comuna de la Reina e Igor (bajo), sociólogo residente en Ñuñoa. Esta banda fue creada en el año 2000, por Juan Pablo y José Luís y bautizada originalmente con el nombre de 360 grados. Con el ingreso de Igor a la banda, tras la salida de Mauricio Riquelme, antiguo bajista, deciden dar un giro y empezar de cero. No sólo cambian su estilo musical, pasando de rock-punk a rock-pop, si no que además el nombre de la banda.


BlackXnighT la integra Camilo (baterista), quien en estos momentos realiza un preuniversitario, Diego (bajista), que cursa cuarto medio, Vito (voz), estudiante universitario y Toño (guitarra), quien el año pasado salió de cuarto medio y a veces trabaja como sonidista de distintas bandas. Estos cuatro jóvenes de la comuna de La Pintana, crearon su grupo de hardcore screamo melódico, con matices de metal-core durante el 2004 y -al igual que Kubalú- sufrieron la perdida de su ex bajista Christopher, quien abandonó el grupo para dedicarse cien por ciento a su trabajo y así sustentar a su familia.


“CON DINERO BAILA EL PERRO”


Y es que dedicarse a la música en Chile no es una tarea fácil. Ganar un espacio en el mercado requiere tener no sólo fanáticos y buenos temas, sino que también de dinero. Por ejemplo, grabar un disco de manera independiente requiere de un presupuesto aproximado de 400 mil pesos, aunque también hay variaciones, de acuerdo a la calidad de los implementos y las condiciones con las que cuente el estudio de grabación.

Juan Pablo, de Kubalú, recuerda que cuando el grupo aún se llamaba 360 grados gastaron nada menos que un millón y medio de pesos para grabar el que hasta ahora es su único disco, titulado Despertar. El vocalista reconoce lo difícil que es realizar un registro, y más aún si no se tiene el apoyo de un sello discográfico, en otras palabras “aunque hoy en día hay muchos estudios y más tecnologías, es caro, pero afortunadamente pudimos costearlo”.

Sin embargo, los grupos como BlackXnighT, que no tienen forma de reunir cantidades tan altas de dinero, se las tienen que ingeniar para producir su propio material. La única experiencia –“más seria”- con las grabaciones la tuvieron con su demo Buscando un Final –que incluye cinco temas- y que fue grabado en el mismo lugar en el que realizan los ensayos, la casa de Toño.


La producción del demo fue costeada exclusivamente
por ellos. Como dice Diego, “hicimos las monedas” a base de mucho esfuerzo y privándose de hacer otras cosas. Pero los costos son elevados y la idea de acceder a una grabación profesional permanece como un sueño casi inalcanzable.


Los videoclips se han convertido en otra de las formas en las que los
grupos pueden difundir sus producciones. Si bien hacer un video no es tan costoso como un disco, implica un gasto de dinero que difícilmente recuperarán. Los integrantes de Kubalú decidieron probar esta fórmula de promoción y realizaron su propio videoclip, basado en la canción Sólo quiero escapar, también de 360 grados. El costo de realización de éste alcanzó alrededor de 100 mil pesos.




Aunque la cifra no es tan grande, para grupos como BlackXnighT resulta difícil de reunir. Sus integrantes afirman estar trabajando en la grabación de un video, aunque entre risas, dicen que tampoco es algo tan serio ni en un formato profesional, ya que el dinero no les acompaña. Un elemento que complica aún más su camino hacia el éxito.


SIEMPRE HAY ALGO EN COMÚN


Pero a pesar de las diferencias de recursos, estas bandas tienen muchas cosas en común. Sin un sello discográfico que maneje sus carreras y se encargue de la publicidad, tienen que recurrir a páginas en Internet para autopromocionarse. Allí suben sus temas, videos e informan a sus seguidores de las próximas tocatas que realizarán. Dichos eventos, muchas veces son realizados por varias bandas -en la misma ocasión y recinto-, y como dice José Luís, de Kubalú, “algunas veces no llega toda la gente que esperamos y el dinero que reunimos no alcanza ni para recuperar lo que gastamos”.


Juan Pablo, de Kubalú, cuenta que “hemos tocado con dis
tintas bandas y durante las tocatas compartimos los equipos con algunas bandas que no disponen de los mismos recursos que nosotros”. BlackXnighT ha tocado en colegios y locales; les ha ido bastante bien, pero dicen que “siempre resulta complicado acceder a estas oportunidades”.

Si bien los miembros de Kubalú al momento d
e crear sus temas no se dejan influenciar por otros artistas, sino que escuchan y ven lo que pasa a su alrededor y luego lo expresan, reconocen ser fans de ciertos grupos. A Juan Pablo le gustan Los Bunkers y Chancho en Piedra y desde pequeño The Ramones y Sex Pistols. Igor es caracterizado por sus compañeros como el depresivo de la banda y un admirador de los neoyorquinos de Interpol.


A su vez,
BlackXnighT se basa en bandas similares a Verguenzajena, al momento de componer, pero más que nada dicen que lo suyo es una mezcla de estilos: un poco de aggro, metal-core y hardcore melódico. Y a la pregunta planteada sobre sus bandas preferidas, Toño responde con orgullo que es un fanático de BlackXnighT.



La música y los músicos de Chile, fueron catalogados tanto por Kubalú como por BlackXnighT, de alta calidad. Para ellos lo que falta son oportunidades y no talento.

En este contexto, el vocalista de Kubalú propone que “para que las bandas emergentes logren abrirse paso, es necesario del apoyo gubernamental y además es imprescindible que los grupos aprendan a autogestionarse”. Los muchachos piensan que debido a este desesperanzador escenario, lo mejor es irse al extranjero.


Toño de BlackXnighT, manifiesta que la música chilena es “buena, mucho mejor que la extranjera y Diego agrega que “en Chile, no le dan tanta importancia a las banda emergentes como en otros países”.

Como muchas personas, los integrantes de las bandas tienen conflictos entre ellos, pero en estos casos son por problemas menores, nada que no se pueda solucionar, que afecte totalmente la relación o que acabe con las expectativas que tienen como grupo.

Kubalú y BlackXnighT, si bien son grupos que tienen ciertas diferencias, están unidos entorno a un mismo sueño y siguen diversos caminos para lograrlo. Mientras Kubalú espera a futuro tener un contrato y hacer giras por el mundo, poder vivir tranquilos y de su arte, por su parte, los integrantes de BlackXnighT quieren grabar un disco y seguir componiendo temas, porque comparten la esperanza de que pase lo pase, seguirán juntos por mucho tiempo más.


Como estas dos bandas, hay muchas más, cada una con su propia historia, planes y dificultades, pero al fin y al cabo lo que más desean todas es poder transmitir sus creaciones a la sociedad y deleitarlos con un buen producto nacional.

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Monoamor:

DIME COMO TE VISTES Y TE DIRÉ QUIEN ERES


Monoamor es una marca de ropa que han sacado adelante dos diseñadoras teatrales, que, además de trabajar en películas y obras de teatro, se dedican a confeccionar prendas de vestir. Les apasiona lo que hacen, pero nada ha sido fácil.


Por Virginia Price.

La ropa es una parte importante de nuestra vida. Tanto, que para algunos se convierte en un gusto incapaz de resistir y difícil de costear. Pero no hay persona que sea más entendida en lo que a vestuario se refiere, que un diseñador. Ellos sienten amor por la ropa, pero más que por vestirla, por confeccionarla.


Así, nos encontramos con dos diseñadoras, que trabajan juntas y que han sabido combinar sus carreras con la línea de ropa que pretenden llevar a las grandes ligas. Nada ha sido tan fácil como querían, pero su gusto por este rubro es lo suficientemente fuerte para seguir adelante, y poder enfrentar varios desafíos que nunca pensaron en realizar, y menos, salir airosas de ello.

Elisa Hormazábal y Marichi Palacios, son dis
eñadoras teatrales de la Universidad de Chile, y actualmente están trabajando en una película alemana llamada “Mi Corazón en Chile”, Elisa en utilería y Marichi en ambientación. Su trabajo tiene relación con sus proyectos en torno al diseño de vestuario, así que aprovechan de utilizar todos sus conocimientos para sacar adelante “Monoamor”, nombre de la marca.

El nombre parece algo entretenido y ellas mismas
lo toman de esa manera, ya que nos cuentan que “surgió de manera bastante lúdica y tiene un significado divertido para nosotras, ya que lo asociamos a nuestras personalidades, pero básicamente es un juego”.

Sus comienzos en torno a este trabajo surgieron en la universidad, precisamente diseñando y realizando el vestuario para su obra de egreso “En la raya”, dirigida por Andrés Pérez. Así, descubrieron de inmediato su gusto por el vestuario, no sólo escénico, sino también las prendas diarias, teniendo la convicción de que “la manera en que uno se ve habla mucho de uno mismo, y eso no sucede sólo en el teatro o en el cine al crear personajes a través del vestuario y la visualidad, si no también en todo momento de nuestra vidas. Nosotros también nos creamos como personas a través de algo tan simple y cotidiano como el vestirse”. No surgió como algo serio, sino como una forma de desarrollar su creatividad libremente y de costear sus gastos personales.

Algunos de sus diseños han sido desafíos importantes, tales como “una colección de bikinis locos, muchas prendas lindas que se pueden usar en toda ocasión, una línea de ropa de estilo zen que permitía practicar yoga y usarse en la calle también, muchos vestidos y prendas de fiesta”. Pero sin duda, el reto más significativo que les ha tocado enfrentar ha sido la confección de un vestido de novia. Elisa y Marichi nos cuentan que fue “un importante y bonito desafío”. Además de todo eso, proponen y realizan accesorios apropiados para cada prenda.

La gracia de Monoamor es que son “creaciones únicas trabajadas en conjunto con la persona que desea la prenda”. En un principio, reciben la idea inicial que “puede ser cualquier cosa, a veces una inspiración, una manera de querer verse, el estilo personal, la ocasión en la cual se lucirá la prenda, etc.”. Ese es el punto de partida. Luego proponen, según sus conocimientos, estilo y gustos, varias opciones de diseño de la prenda, guiando al cliente a descubrir “lo que gusta y lo que le puede sentar mejor según su estructura corporal o tono de piel, para hacerla sentir cómoda, bonita y segura. Así, el diseño se va puliendo”.



Por esta razón, están convencidas que su ropa puede ir dirigida a “un grupo muy amplio de personas con ganas de verse bien, de tener una prenda única, hecha a su medida, ¡y también de jugar y divertirse!”. Han trabajado con personas de todas las edades, estilos y contexturas físicas, logrando acentuar sus atributos y aportar con un look único.

Pero no ha sido un camino fácil. Existen obstáculos y problemas que las diseñadoras han debido enfrentar, lo que ha impedido que Monoamor se concrete total y definitivamente. Sumado a eso, en este minuto están dedicadas a pensar cuál es el momento preciso de sus vidas, para dedicarse por completo a este proyecto “que requiere concentración y dedicación total”.

Con respecto a las políticas públicas que supuestamente se dedican a impulsar y motivar a los artistas, Elisa nos cuenta que “hay varias cosas que desmotivan a los artistas emergentes, y tu camino nunca es fácil”. Tienen claro que el apoyo no se consigue fácilmente, menos cuando “lo que tú haces sirve más al espíritu que a lo concreto, por lo que no se traduce necesariamente en dinero o no aporta directamente al crecimiento económico de nadie”. Sin embargo, si se trata de proyectos que representan lo que “hace vibrar” al artista, “no queda otra que poner todo el esfuerzo, la creatividad y la energía para resolver problemas en tus proyectos”.

Asimismo, saben que es necesario ser muy aplicado, riguroso y auto crítico. “Aun así, a veces uno se siente nadando contra la corriente. Lo importante es poder encontrar las satisfacciones en tu trabajo que te dan fuerza para seguir hacia delante”.

Pero aunque ellas sí sienten amor y pasión por lo que hacen, aún no ha llegado el momento de decidirse si quieren diseñar ropa toda la vida o si quieren continuar trabajando en lo que a su carrera se refiere. “Nuestra disciplina es muy amplia, por lo que es difícil abandonar otros caminos, sobre todo cuando uno siente placer en realizar tantas cosas. Es una decisión complicada, ¡todavía no la queremos tomar!".


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Nina Chiara:

EL PODER DEL FUEGO NEGRO

Nina Chiara es una compañía que no pretende hacer danza indígena, sino que ésta sea su inspiración. Nos abrieron las puertas de su hogar para contarnos su historia, sus proyecciones, su opinión del arte hoy y lo difícil que es vivir de su pasión.


Por Carolina Roco.

Un camino de piedras guía hasta una pequeña mesita con un mantel morado. Suena Violeta Parra, huele a incienso y menta. Una pequeña bodega hace el papel de casa para tres integrantes de la compañía de danza Nina Chiara. Detrás está la construcción de un pequeño teatro en el que buscan proyectar documentales y películas.

“Bájale el volumen, pero no cortes a la Violeta” le pide con una sonrisa Christián Pino a Noela Salas. Ambos tienen una basta trayectoria, que se ha dado de forma paralela. Juntos empezaron a trabajar en el 2004 y 2005 en este proyecto; luego viajaron para estudiar y al volver lo retomaron, trabajo que este año se hizo público.

Nina Chiara significa Fuego Negro en aymará. El grupo debe su nombre a la admiración de su creador, Christian, por Pablo de Rokha. Fuego Negro es un libro escrito por el poeta a su esposa Winnet de Rokha cuando ella murió. “Lo que yo tengo pensado hacer como teatro, danza y música es una cuestión popular, pero impulsa lo que hacía Pablo de Rokha, que siempre estuvo desesperado porque nadie lo entendía cuando el quería que todo el pueblo se culturizara”, cuenta. La búsqueda de la compañía está enfocada en las danzas originarias, por esa razón, han buscado entre lo mapuche, lo quechua y lo aymará.

Nina Chiara está formado por seis integrantes estables, más otras personas que van colaborando. Ellos basan su trabajo en la esencia originaria. Christián reconoce que están cansados de la búsqueda y de lo que han descubierto afuera. Los europeos encontraron la misticidad en oriente. Él, como muchos, partió en busca de algo parecido, y luego se dio cuenta que acá, en lo propio, estaba lo mismo, es ahí donde está la inspiración de su trabajo.

“Existe toda una historia de rituales en las danzas originarias, de entrega, devoción y fe, que si eso se traspasara al teatro, podrían crearse grandes obras”, afirma Christian. Noela agrega que “no es un imitación. No es ir y hacer una danza con orígenes de pueblos latinoamericanos. No es hacer música mapuche o música quechua, sino que son inspiraciones que tiene que ver más con las figuras rítmicas que uno puede reconocer o con las tonalidades”. Así, se apuran en decir que no pretenden hacer una copia de danzas originarias, sino que éstas son una inspiración para su trabajo.

Entre vasos de té verde mentolado, Noela cuenta que lo más importante de lo que ellos buscan radica en la transformación, es decir, pasar de un estado a otro. Han comprendido que así, como aquellos que viajan al exterior y se emocionan con los bailes en que se entra en un trance interpretativo, o sea, un momento en que dejas de ser tu mismo, nosotros acá podemos emocionarnos, porque suceden cosas similares en nuestra cultura latinoamericana.


DUEÑOS DEL TEATRO

Para ellos en el medio chileno muy poca gente hace teatro de verdad, se envician con lo que hacen, cierran su círculo y se sienten dueños del teatro, sintiendo su trabajo como la verdad única. Es casi imposible no creerle. Christian, con su voz segura demuestra que ama esto con su vida, al escucharlo no queda duda alguna: ellos no pretenden repetir el discurso de muchos.

“Yo no comprendo esas compañías que se juntan un mes y que son rostros hermosos y dicen hagamos una weá así como súper chora, súper loca y nos disparamos en escena y que salte sangre, si total se va a llenar porque somos ricos. No los soporto, porque matan el teatro. Es muy poca la gente que en verdad ama esto”, sentencia.

Christian aprendió con el tiempo lo que era realmente el teatro, sobre todo al ver al abuelo de Noela, Nissim Sharim. Esa capacidad de transformarte y de trasportarte sin
la necesidad de la gestualidad extrema ni del movimiento excesivo. “Las personas que se sienten dueñas del teatro, son las que menos saben al final”.

RAYMI, SE CONCRETA EL TRABAJO

Raymi es un proyecto de experimentación y se concretó técnicamente con personas que aparecieron en el camino. Vestuario, video y escenografía fueron colaboraciones. A medida que se hicieron las funciones en el Musero Chileno de Arte Precolombino, se formaba un fondo de dinero, y al final de la temporada se dividió un porcentaje para cada uno de los participantes. Raymi es un diálogo constante con la música en vivo y la imagen audovisual, componentes que están fijados dentro del discurso total y no actúan sólo como fondo estético.

Para ellos, su rol social radica en decir lo que creen que está mal o están en desacuerdo y lograr transformaciones. Llevarle a la gente el teatro, a los que tienen abandonados y que con ellos alucinen.

Con respecto a esto mismo, recuerdan cuando al regresar de una gira por Europa, realizaron una presentación en Alto Hospicio. En un principio llegó poca gente, ya que no les habían informado de la existencia del evento, pero al escuchar la música el gimnasio empezó a llenarse al punto que tuvieron que cerrar el ingreso. Christian exigió que las puertas se abrieran y finalmente mostraron su trabajo frente a un gimnasio lleno que gritaba: "otra, otra", pidiendo una obra más.

Para ellos todo lo vivido en Europa quedó en nada luego de tener aquella experiencia, en donde acercaron su trabajo a personas que no tenían la posibilidad de verlos, pero que lo valoraron mucho más que en otras partes del mundo.


AUNQUE TODO ESTÉ EN CONTRA

El financiamiento sale todo de sus bolsillos. Entre pegas van juntando para mantenerse, “vivimos al tres y al cuatro, no vivimos bien. Esta casa es un intercambio, nosotros limpiamos todas las oficinas del lugar para tener una espacio para vivir”, cuentan.

Según su experiencia, el Fondart se ha transformado en un fondo de gente “experta en Fondart”. “Hay gente que sabe armar uno y se los gana siempre, porque sigue paso por paso los puntos que saben que tienen que poner, aunque sea mentira y no tengas idea que vas hacer”, dice.


Sienten que el proceso está mal enfocado, que las comisiones deberían preocuparse de ir a ver
en qué están y que pretenden hacer. Muchos se han perdido en el camino por
no tener fondos y no saber hacer un Fondart. “Deberían tener un trabajo más profesional de ir y ver si están trabajando. Hay gente que hace un trabajo increíble”, asegura Christian y son estos los que no tienen la oportunidad de recibir apoyo de parte del Estado.


Cuando Christian habla parece transmitir sus experiencias y es como si al mismo tiempo que relata lo estuvieras viviendo sin haber estado ahí. Los integrantes de Nina Chiara traspasan toda la energía, su trabajo y su esfuerzo, sus ganas de hacer algo diferente, de luchar contra todo, por lo que ellos consideran su vida.


“Al final tienen que creer en lo que hacen” aconseja. Nina Chiara es pasión pura. Es un trance a través del poder del fuego negro.






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EL CINE CHILENO NO ME MATA

Por Virginia Price.

En este último tiempo, los estrenos de las películas chilenas han sido variados y teniendo gran recepción por parte de la audiencia. Con esto me refiero a Radio Corazón del Rumpy y a Che Copete: La Película, que han superado en cantidad de espectadores a algunas cintas cinematográficas nacionales, como Casa de Remolienda o Malta con Huevo. Dentro de este cuadro, el 1 de noviembre se estrenó la película La Vida Me Mata, ópera prima del joven director nacional Sebastián Silva, que más que aplausos o abucheos, ha llamado la atención del público, al presentar una propuesta algo inusual.

La Vida Me Mata cuenta la historia de Gaspar, un joven camarógrafo que no le encuentra ningún sentido a su vida después de la muerte de su hermano mayor. En estas condiciones, trabaja para Susana (Claudia Celedón) grabando un corto, y conoce a Álvaro (Diego Muñoz), quien tiene una extraña fascinación con la muerte. Así, lo empieza a introducir a este tema motivándolo a prácticas como matar un pájaro o visitar la morgue. De esta forma, Gaspar comienza a sentirse mejor y más motivado.

La película tiene algunos méritos que merecen ser destacados, como la propuesta estética, ya que está filmada en blanco y negro a excepción de lo que Gaspar graba con su cámara para el cortometraje. Así, se presenta de forma diferente y atractiva para el público, marcando un paso adelante con respecto a películas chilenas anteriores.

Los actores de la película destacan enormemente, sobre todo Amparo Noguera, que desempeña un papel casi perfecto al interpretar a la hermana del protagonista. Sobresale desde todo punto de vista, ya que anteriormente la vimos en Radio Corazón haciendo un excelente trabajo, mostrándonos su gran versatilidad. Bien merecido se tiene el Premio a Mejor Actriz en el Sanfic 2007. Asimismo, Catalina Saavedra, Diego Muñoz, Claudia Celedón, Alejandro Sieveking y Ramón Llao cumplen exitosamente su función, resaltando cada uno de sus personajes, que van produciendo al espectador cierto cariño a medida que va avanzando la película.

Pero no todo podía ser color de rosa, y la película falla en una parte fundamental. El actor principal, Gabriel Díaz, no demuestra demasiado talento para la actuación, ya que su personaje no tiene expresión alguna. Quizás, esto podría justificarse gracias a que Gaspar se encontraba en estado de shock permanente, sin embargo, esto debería haber cambiado cuando conoce a Álvaro. El personaje sigue dentro de la misma línea y está muy bien definido al igual que los demás, pero con algo de suerte logra esbozar una sonrisa al final de la película.

El fuerte de la cinta no se encuentra ni en la presentación estética ni en los actores, sino en el tema de la muerte que es capaz de abordar de una manera bastante novedosa. Lo pone en escena de forma divertida y entretenida, sin tener que llegar a un sentimentalismo bastante trillado en la historia del cine, combinando la emoción con la comedia de una manera acertada. Enfrenta algunas reflexiones acerca de la muerte desde variados puntos de vista, pero todos desde una perspectiva tragicómica, añadiéndole a los momentos más dolorosos, una cuota de humor.

Es un filme interesante, con propuestas diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver. Es por esto, que creo que un cinéfilo no debería dejar de verla, ya sea por satisfacer la curiosidad, aumentar el número de películas vistas o tener una herramienta poderosa para echarla abajo a críticas. Según mi opinión, no merece todos los ataques que ha recibido, sino que lo mejor que podemos hacer es impulsar a talentos jóvenes y con buenas ideas a seguir avanzando en este rubro, sin olvidar que en algún momento este director podría constituirse como un buen producto nacional.





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Nicolás Benedetti:

“AQUÍ NO SE VALORA LO BUENO, SE VALORA LO COMERCIAL”

Su pasión por la literatura comenzó cuando estaba en séptimo básico. En aquel tiempo escribía historias que se desarrollaban en otros países, pues considera que en Chile nunca pasa nada interesante.

Por María Cristina Romero


Nicolás Benedetti tiene 22 años, nació en Traiguén (en la Región de la Araucanía) y si bien actualmente cursa el cuarto año de la carrera de derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile, su verdadera pasión es la literatura.


Su madre es secretaria ejecutiva bilingüe e hizo dos años de asistente jurídico y su padre un hombre multifacético, que ha dedicado su vida a los estudios, es profesor de historia y geografía, de filosofía, teología y lingüística. A esto se puede atribuir el que Nicolás tenga pensado estudiar algunas carreras relacionadas con el ámbito de la educación. Ambos son los principales responsables del especial amor que siente Nicolás por la literatura, ya que desde muy pequeño, tanto a él como a su hermano les inculcaron el gusto por leer.

Con el paso de los años Nicolás ha ido incursionando cada vez más en esta área y ya ha escrito novelas como; Internado para hombres, El Ángel del deseo, El ataúd de los sueños, un compacto de cuentos titulado Cuentos para dormir y algunos poemas.


En Internado para hombres narra la vida de un grupo de jóvenes que viven en este recinto, que entablan lazos de amistad, comparten los mismos gustos y descubren juntos su sexualidad. En cambio en sus demás obras trabaja el terror, el suspenso, el amor y la melancolía, de todo un poco.

Como todo escritor emergente que da sus primeros pasos en busca del reconocimiento, se ha visto enfrentado a un sin número de dificultades para llevar su arte hasta las personas. Nicolás ha intentado publicar algunas de sus obras y tras tocar las puertas de varias editoriales de Santiago, decidió ir a la Editorial Planeta, en la que después de una entrevista y de meses de espera, en los que un comité iba a evaluar la factibilidad de que la obra se vendiera, la respuesta que le dieron fue negativa. Para ellos Nicolás escribía bastante bien, pero la temática de sus novelas no era lo que ellos buscaban.

A pesar de que Nicolás posee una copia de la novela el original se quedó en la editorial, según le dijeron sería un recuerdo y además podría ser usada, ya que “estaban viendo un proyecto de hacer distintos tipos de novelas, pero iban a ser a nombre de la editorial… y yo no iba a ganar nada, simplemente el derecho al nombre”, al igual que los otros autores que fueran incluidos.

- ¿Cuál fue tu motivación para estudiar derecho y no por ejemplo, licenciatura en literatura o alguna otra carrera relacionada con ello?

- Es que no es la única carrera que quiero estudiar, por eso. En realidad me gustan varias. Derecho por mi mamá y mi papá, -le dijeron- es que los abogados ganan dinero, te va ir bien, tu eres muy bueno para pelear, te va a gustar, te gusta leer, yo ya, ya, será. Al principio no me gustaba la carrera, incluso hay días en que no me gusta y hay otros días que si. Pero pretendo terminar eso, y estudiar pedagogía en castellano y pedagogía en historia y si me alcanza el tiempo inglés.

- ¿Qué opinas de la Literatura chilena?

- Que es más o menos no más. En realidad no todos son escritores. Por ejemplo, a mí una vez me dijeron que los escritores se iban haciendo en el camino y se puede ver eso en Isabel Allende, en los primeros libros que escribió.

- Para ti ¿qué significa la literatura?

- Literatura es como una arte, un arte de expresión más que nada, que no se puede expresar con palabras, sino que es algo que se va pasando de boca en boca.

- ¿Cuáles son tus autores favoritos?

- Chilenos me gusta Isabel Allende, Pablo Neruda y Alejandra Costamagna. Extranjeros, Bárbara Wood, JK Rowling y Gabriel García Márquez.

- ¿Crees que al escribir puedes expresar, mucho más de lo que lo harías en la vida cotidiana?

- Si mucho más, porque ahí la imaginación llega a distintas partes. Uno va buscando, va conociendo, antes de ponerse a escribir. Algunos creen que el tirar una frase es literatura pero no es así. Son cosas que uno va adquiriendo con el tiempo.

- ¿Qué es lo que te provoca leer un trabajo cuando lo terminas?

Me gusta, pero a la vez empiezo a criticarme, a corregir. Digo esto no debería haber quedado así, debería haber sido esto, pero no, empiezo como a sacarle cosas, pero ya está escrita, ya está impresa, la empiezo a rayar, me hago un borrador, digo algún día la voy a arreglar.


UN DIFÍCIL CAMINO

- Aparte de las editoriales, ¿has buscado otra forma para difundir tus obras?

- Sí, sí, por CD, las he difamado con unos amigos y en el fotolog iba todos los días subiendo pedazos. Y cuando escribía poemas los imprimía en esos panfletitos chiquitos, como esos que dan en la calle, los iba a repartir, no cobraba.

- ¿Crees que faltan más oportunidades en Chile para gente como tú, a la que le gusta escribir y tiene talento?

- Sí, aquí faltan muchas oportunidades para los que les gusta la literatura y para los que realmente escriben literatura. No un cuento como el de la hija de Eli de Caso, o como el Makena, o como la Geisha, porque ellos ponen plata y dicen hagamos este libro.

- ¿Qué esperas de lo que haces en literatura, cuáles son tus anhelos?

- Me gustaría escribir un libro de estudio de derecho para los de primer año, y cuando tenga mi título de pedagogía en castellano, poder escribir un libro y por último sino lo puedo sacar cuando esté trabajando lo haré leer a mis alumnos. Pero tengo las expectativas de que algún día me van a aceptar alguna novela, no pierdo las esperanzas. Ahora también mandé una a Editorial Planeta y en febrero me dan la respuesta, en una de esas. Pero esta vez fueron cuentos y poemas.

- Si hubieran más oportunidades en el país y más campo para la literatura, ¿te gustaría ganarte la vida escribiendo?

- Es uno de mis grandes sueños. Ser escritor así como los de Estados Unidos, escritores colombianos, españoles. No aquí está Nicolás Benedetti abogado o Nicolás Benedetti soy profesor, sino que Nicolás Benedetti, soy escritor.

- ¿A qué crees que se debe la falta de espacios para l

os escritores emergentes?

- Primero a que los libros son demasiado caros y segundo a la falta de leer. No hay ganas de leer. Los libros que dan en los colegios hacen que a la mitad de los que leen por lo menos que no les guste, porque dicen esto es fome, entonces ¿para que voy a leer esta otra cosa si también debe ser fome?, o esperan la película.

- ¿Podría ser que jóvenes como tú y sus escritos carezcan de talento y calidad y que por ello no surjan?, o ¿crees que Chile es un país que no tiene la cultura suficiente para recibir este tipo de cosas?

- Yo creo que como dijiste, Chile no es el país con cultura suficiente para recibir este tipo de cosas, no solamente en literatura, también en música y arte. Lo único que importa aquí es el fútbol (jajaja) y a parte es que hay talento, puede ser que todos tenemos talento, como me dijeron una vez, algunos más desarrollado que otros. El talento se puede enseñar, modificar, ayudar a corregir hasta que se logre obtener un buen resultado, pero las oportunidades aquí en Chile no hay.

- Entonces, ¿en Chile no se aprecia la literatura?

- Aquí en Chile no. Primero hay que ser reconocido en otro país y después podría como entrar a pensarse si aquí valdría algo la pena. Por ejemplo, Isabel Allende tuvo que salir a vivir a México, ser famosa en México, le hicieron hasta una película y ahí recién en Chile la valoraron como escritora. O a Gabriela Mistral que recibió el premio Nóbel antes que el Nacional de literatura, lo que es una falta de respeto tremenda. Entonces aquí no se valora lo bueno, se valora lo comercial, libros que están para venderse porque la persona es famosa, de la farándula.


“LOS CULPABLES”

-¿Crees que la televisión e Internet se han vuelto factores preponderantes para que los niños no lean?, ¿y cómo calificarías estos medios?

- Internet, sobre todo Internet influye para que los niños no lean. Les dicen lean esto, ah no –contestan-. Bajan los trabajos completos, ni si quiera los leen, algunos con suerte le cambian los nombres –títulos-, pero ahí tienen los trabajos completos y no se dan la dedicación de investigar, como se hacía antes que uno tenía que partir a la biblioteca, buscar material, hacer una carpeta, o escribir a máquina o en computador, por último un buen trabajo hecho a mano como se diría y no bajado de Internet.

Y además todos los libros, todos los libros, tienen resúmenes, y de esos resúmenes tienen resúmenes. Los resúmenes de los resúmenes son los que se leen, o sea, una plana y con eso creen que tienen la prueba. Lo único que les importa es la nota de la prueba y no decir leí un libro que me gustó. Igual que si uno sale a la calle y les preguntan que poeta les gusta todos dirían Neruda, porque se lo saben por nombre, porque es famoso. Pero si les preguntas, ¿me puedes decir el poema 5 de Pablo Neruda? o ¿Canto General de que trata? o ¿Alturas de Machupichu?, no tienen idea, pero les gusta Pablo Neruda.


-¿Y la televisión?

- A parte de mala, lo único que se hace es avalar la farándula y las peleas, que son noticias periodísticas –en tono de burla-. Pero también necesita un espacio la cultura, no cuesta nada tener un espacio.

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Pintores de la Plaza de Armas:

“SOMOS ARTISTAS, NO COMERCIANTES”


Por María Cristina Romero

Muchos de los pintores trabajan en la plaza hace varios años. Algunos llevan cerca de 18, otros 20 y hasta 25 años allí.


La Plaza de Armas de Santiago se ha convertido en un albergue. En ocasiones cobija exposiciones, humoristas, turistas, a santiaguinos que descansan en las escasas bancas y en ésta época del año a un gigantesco árbol de navidad. Pero sus inquilinos permanentes son un grupo de pintores, que con sol o lluvia siempre están en la plaza, ya sea por costumbre o simplemente para tratar de ganarse la vida con la venta de sus creaciones.


Un día normal para estos hombres comienza a partir de las 10 de la mañana –aproximadamente-. La primera tarea consiste en instalar los puestos sobre los que desplegarán las obras que esperan vender y los lienzos y materiales que ocuparán para sus nuevos cuadros.

Después de una jornada de trabajo la mayoría de ellos se irán desolados a sus hogares por no vender ninguna de sus creaciones. Pero hay ocasiones en que si bien se realizaron algunas ventas, éstas no arrojan grandes ganancias y en el peor de los casos ni siquiera alcanzan para
cubrir la inversión efectuada.

Por si fuera poco, la mala racha no es cosa de un solo día, como afirma el retratista Igor Zenteno: “llevo cuatro días que no he hecho ni un peso, pero es muy relativo, un día puede estar bueno otro puede estar malo, hay días en los que puedo sacar 20 o 30 mil pesos y puede pasar una semana o tres días que no hago nada”. Esta situación se vuelve fatal si se considera que es la única fuente de ingresos de muchos de ellos.

Los paisajes son los temas que más se repiten, como dice Zenteno “en lo que respecta a paisaje, bueno si tú haces un tema y ese tema se vende rápido entonces es lógico que lo vas a repetir” y es por ello que en la plaza se puede encontrar gran cantidad de cuadros de éste tipo. A pesar de esto, hay una gran variedad de temas para elegir, desde el ya citado paisaje, pasando por retratos, caricaturas y uno que otro tema religioso, hasta algunas pinturas modernas se realizan con el objetivo de ofrecer una amplia gama de creaciones al público.

La calidad también varía, encontrándose obras que nada tienen que envidiarle a un cuadro de galería y otras que son bastante deficientes –la minoría–, lo que se puede deber a diferentes factores, como por ejemplo, falta de recursos, las distracciones que se suscitan en un espacio público, el poco tiempo que se dedica a la producción de las obras, o a la falta de conocimientos de los pintores, que como dice Luís Quintumán “la mayoría, por ejemplo, acá somos autodidactas”. Esto implica que no recibieron una enseñanza especializada y no poseen más conocimientos de pintura que los que han obtenido a través de los años.


UNA LUCHA CONSTANTE

El trabajar al aire libre genera que los pintores sean constantemente interrumpidos por los transeúntes, según cuenta Alex Brito: “pintar en la calle, trabajar en la calle con toda la gente alrededor, que todo el mundo te conversa algo y tu tienes que estarlos mirando a la cara, porque si no sencillamente se van porque no los estás tomando en cuenta”, dificulta en gran medida su trabajo. Del mismo modo, situaciones tan comunes como ir al baño o comer con tranquilidad se hacen bastante difíciles.

El clima también se torna un enemigo implacable. En invierno la lluvia les impide trabajar, pero a pesar de ello como afirma Brito “en el invierno estamos aquí con un toldito, con un paragüa, conversando, porque no se puede trabajar, pero es la costumbre de estar aquí, porque es nuestra vida, nuestra casa”. Durante el verano la situación es totalmente distinta, pero los amenazantes rayos de sol, sumado al ardiente cemento de la plaza, hace que su labor sea un martirio e igual de complicada que en los meses de lluvia.

Por estos días los pintores están enfrentando un nuevo problema. El actual conflicto es con la municipalidad de Santiago, la que solicita a cada pintor que cancele una patente comercial cercana a los 55 mil pesos, lo que dificulta aún más su precaria situación.

Los pintores se niegan a pagar dicha patente, principalmente porque, como dice Zenteno, “lo primero que acordamos –con la municipalidad- fue que teníamos que pagar por el uso del espacio público… yo en lo personal debo 512 mil, la persona que menos debe son como 380 mil pesos, son cuentas impagas. La municipalidad ha dado todas las facilidades para pagar, pero no pasa por ahí, sino que pasa por nuestra desacreditación como artista”.

Que la patente sea comercial indica que su trabajo no es considerado como arte, sino como un producto común y corriente. Según Brito “nos encasillaron en un cuento de una patente comercial, donde dice “comercio en la vía pública”. Lo que me duele es estar pagando por mi pensamiento, lo que voy a crear y por último la patente yo te la pago y aquí todos estamos dispuestos en pagar esa patente, pero que diga artista plástico, que te reconozca como artista”.

Para ocupar un lugar en la plaza, estos hombres participaron en un concurso realizado por la municipalidad, en el que se evaluó la calidad de sus trabajos y así se decidió quienes podrían hacer uso del espacio público y pagar un derecho por su ocupación, que correspondía a unos 16 mil pesos. De aquí surge la disconformidad de los pintores con el pago de la patente, púes no encuentran congruente que se les exija una calidad artística mínima en sus obras, pero no se les reconozca como tales.

En señal de protesta “para demostrar que nosotros somos artistas, no somos comerciantes”, dice Zenteno, los pintores de la Plaza de Armas se unieron y realizaron el cuadro del Huaso y la Bandera de Mauricio Rujendas, el mismo que en el Parque Forestal estaba en exposición y que los pintores de la plaza inauguraron el sábado 9, un día antes que la municipalidad.

Los pintores se caracterizan por ser
bastante egocéntricos, pero frente a hechos como el anterior, “cuando hay algún problema la unión es unánime, todos pensamos lo mismo, nos dirigimos al mismo pensamiento, y la idea es tratar que se solucionen los problemas”, afirma Quintumán.


CHILE, CHILE LINDO

Los artistas de la Plaza de Armas concuerdan en que para los pintores emergentes el abrirse camino es muy difícil, ya que en palabras de Brito “falta cualquier cantidad de espacios, no hay espacios y donde tú te abres un espacio siempre te van a reprimir”. En este contexto califican que el gobierno ha sido y es el gran ausente en el tema y para Quintumán la situación tendría que ser diferente, sobre todo por el caso que ellos están atravesando y por eso dice que “en este momento falta más apoyo tanto del municipio como de la ministra de Cultura, porque de ella no hemos tenido noticias. Se que hay un fondo de ayuda a la cultura, pero a nosotros por lo menos, no nos han ayudado en nada”.

Aunque un eventual apoyo gubernamental es vital, es el público quien merece la mayor consideración por parte de los pintores. Todos ellos aseguran que la recepción que el público tiene para con sus obras es muy buena o como dice Brito es “excelente, aquí en la plaza no tenemos clientela, aquí tenemos a la gente común y corriente que quiere llevarse a su casa una pintura, porque nosotros empezamos a trabajar en la plaza por ese motivo para que todo el mundo tuviera acceso a la pintura”, lo que reafirma su importancia.

Todas las personas pueden tener una opinión respecto a la pintura chilena, pero ésta es aún más significativa cuando un pintor nacional –en este caso tres- es quien entrega su visión al respecto. Todos concluyeron que en Chile la pintura es de gran calidad y las palabras de Brito reflejan a la perfección este pensar, para él la pintura “siendo chilena es excelente, hay muy buenos artistas. Toda persona para mí que sea chileno, que pinte y que de a conocer su trabajo es lo mejor”.

Pase lo que pase los pintores de la Plaza de Armas han demostrado que tratarán de estar siempre allí, para acercar el arte a los chilenos y entregarles sus creaciones, o sea, un verdadero producto nacional.